No viste, mi mitad triste, ni mis despistes no fuiste muro
contra los embistes del desprecio del cansancio del prejuicio
hoy tan solo me ampara mi sacrificio.
En aquel dolor, en aquel frio, en aquel temor,
aquel vacio en aquel amor cuando era crío en aquella llama que
se apagaba va por quien ofreció su hombro como almohada.

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